espacio

8 de septiembre de 2008

Cae como un héroe en semifinales ante un gran Murray


El mejor Andy Murray imaginable, capaz de dibujar los planos de la Basílica de San Pedro con los trazos mágicos de su raqueta, derrotó en cuatro mangas 6-2, 7-6, 4-6 y 6-4, a un Rafael Nadal tan fiero como siempre, que colocó sobre el tapete toda la lucidez de su tenis, en busca de un resurgimiento espectacular.

Fue una balacera impresionante, como aquellas protagonizadas por Pete Sampras y André Agassi cuando se batallaba en Forest Hills, estremeciendo a todo Queens. El escocés Murray recurrió a sus vivísimos reflejos, unas piernas prodigiosas que le permitieron alcanzar pelotas prohibidas, y sobre todo a la certeza de una poderosa, rasante y mortífera derecha, para poder superar los escopetazos zurdos del mejor “pistolero” del planeta.

Un duelo que necesitó dos días por la “metida de narices” de la tormenta Hanna la tarde del sábado, obligando a la suspensión cuando Murray estaba al frente 2-0 y Nadal comenzaba a emerger en la tercera manga adelantándose 3-2, se resolvió cobijado de un intenso dramatismo, cuando Murray, ganando 5-4 el cuarto set, respondiendo diente por diente a la bravura y precisión de Nadal, quebró el servicio borrando desventajas 30-15 y 40-30, para robar una posibilidad facilitada al español por un rebote en la red, y dominar un duelo de diagonales, sólo posible en un curso de alta geometría, en el Tecnológico de Massachusetts.

Nadal, brillante ganador de Roland Garros y Wimbledon, y el suizo Roger Federer, todavía sin ganar uno de los torneos “toque de distinción”, son los únicos que alcanzaron las cuatro semifinales en los Grand Slam de este 2008. Nadal fue eliminado en Australia por un inspirado francés Jo-Wilfried Tsonga en una trepidante batalla, y ayer, su verdugo fue éste Murray, dos veces vencedor de Federer, un jugador de impresionante crecimiento.

El público neoyorquino estaba del lado de Nadal, deseando una tercera final consecutiva con Federer, después de lo visto en París y en Londres, sobre todo en esta última final, incluida en la ampliación de la Enciclopedia de lo asombroso, con Nadal fabricando puntos a base de agallas y destreza.

Pero escrito estaba que frente a la inmensidad del reto, Murray no cedería. Se fajó con Nadal en la larga y media distancia con autoridad y poder, impidiendo que el español manejara los hilos del juego después de haber lanzado esa seria advertencia en el tercer set imponiéndose 6-4 y tomando ventaja de 2-1 con quiebre de saque en el cuarto. Fue entonces que Murray alcanzó su mayor dimensión y no dejó dudas sobre su merecimiento de la victoria.

Ahora, el encendido escocés enfrentará a Federer en una final que será extrañamente jugada en lunes.

Vía>>

No hay comentarios: