Ha llegado la hora del descanso del guerrero. Tras su eliminación ayer en las semifinales del Abierto de Estados Unidos, Rafel Nadal se tomará con algo más de calma el final de temporada, donde le esperan cuatro compromisos: la semifinal de Copa Davis ante Estados Unidos, del 19 al 21 de septiembre en Madrid; el Masters Series de Madrid, a mediados de octubre; el torneo de París Bercy, a finales de ese mes y la Copa Masters de Shanghai, a partir del 10 de noviembre. Un calendario que se podría alargar todavía más si, junto a sus compañeros de Copa Davis, se mete en la final, que se disputa a comienzos de diciembre.
Nadal necesita descanso. Con diferencia ha sido el jugador del circuito que más ha jugado esta temporada. Más de ochenta partidos contemplan al número uno del mundo. Su extraordinaria temporada, que le ha llevado a conquistar hasta ocho títulos, entre ellos el de Roland Garros, Wimbledon y el oro en Pekín, le ha obligado a un esfuerzo sobrehumano producto de un calendario que ha originado las críticas de los principales jugadores del circuito, con el propio Nadal y Federer a la cabeza.
Para empezar, Nadal descansará toda esta semana en Manacor -está por ver si asistirá el miércoles, en el Castell de Bellver, al homenaje que el Govern realizará a los olímpicos mallorquines que han participardo en los Juegos de Pekín-, antes de de preparar la semifinal de la Davis ante Estados Unidos, cuyo capitán John McEnroe ha convocado a Andy Roddick, James Blake y los hermanos Bryan para el doble.
Será después de la semifinal ante el conjunto norteamericano cuando el mallorquín se tomará un periodo más largo de descanso. Como mínimo descansará tres semanas, hasta la disputa del Masters Series de Madrid hasta mediados de octubre. Este periodo le servirá para recobrar las fuerzas que le faltaron en la primera parte de su semifinal ante Murray, en la que dio la impresión de haber agotado toda su energía ante un rival al que hasta ayer le había ganado las cinco veces que se habían enfrentado.
Nadal afronta este final de temporada con la tranquilidad que le da el saber que, haga lo que haga, acabará el año como número uno del mundo. Su magnífico papel en el abierto estadounidense, donde se ha metido por primera vez en su carrera en las semifinales, le ha permitido consolidarse en lo más alto de la clasificación de los tenistas profesionales.
Tras Madrid llegará el torneo de París Bercy y despedirá el año -a falta de saber si se clasifica para la final de la Davis- en la Copa Masters, una de las pocas asignaturas pendientes que le quedan.
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